martes, 17 de febrero de 2015

Grandes Radioloros

EL RINCÓN DE GUIDO

LOS DE LA ÉPOCA HEROICA DABAN CÁTEDRA LA MAYORÍA DE AHORA CHILLAN COMO SUEGRA CONOZCA A LOS RADIOLOROS TROMES

En aquel entonces, los locutores dominaban el arte de poder hablar clara y fluidamente. Eran  muy buenos oradores que tenían también gran habilidad para una mejor articulación de las palabras y sobre  todo emitían un mensaje con la claridad suficiente  como para ser amenos ante cualquier público. Además de ser  una persona muy versada, el locutor era productor y director de su programa y si la situación apremiaba, también hacia de operador. Eran tiempos heroicos de la radiotelefonía donde no había la comodidad que brinda la tecnología moderna. No existían las grabaciones por lo que aparte de leer sus libretos, el locutor debía tener una retención bárbara. Los “radioloros” de aquellos tiempos formaban una gran familia. Se daban la mano en cualquier circunstancia. No había errores-la radio de entonces no lo permitía- y si los había, éstos eran subsanados por el compañero.
Cada programa tenía un locutor para la presentación y uno para las “tandas” y ambos estaban aptos para cualquier emergencia en la cabina de mando. Eran tiempos en que se era locutor por vocación y no por compromiso. Cualquiera no era locutor. No había  gritos destemplados, alaridos ni las huachaferías de ahora, aunque hay que reconocer que de un tiempo a esta parte, han existido y existen excelentes damas y caballeros profesionales del micrófono. Por ese entonces el locutor se documentaba ampliamente sobre lo que iba a tratar a tal punto de que mucho antes de cada programa, se les veía repasando intensamente sus libretos, consultándose unos a otros. Muchos como  Armando Ortiz Lambert eran musicólogos y  a otros como José Godard, se le recuerda por su hermoso programa “Hablemos de    Amor”, mientras que a Juan Felipe Montoya y a los antes mencionados se les tiene presentes por su vasta cultura general y exquisita cultura musical.
Juan Silva Villacorta
Existió una gran constelación de broadcasters y estrellas del micrófono que también eran personas cultas que conocían y amaban la profesión y que se entregaban a ella en cuerpo y alma con el fin de poder llegar bien a su audiencia y hacer que se interesaran de verdad en  lo que estaban diciendo, pertenecieron –algunos para suerte nuestra aún viven-, Nelson Arrunátegui, el “Zorro” Pepe Delgado, Antonio Umbert, Nicanor Gonzáles Vásquez, Roberto Cruzado Ossio, Juan Ramírez Lazo, Carlos Alfonso “Hermanos Mios” Delgado, José Lázaro Tello, Juan Silva
Humberto Martínez Morosini y Fernando Farrés
Villacorta Gustavo Indacochea Augusto Ferrando, Luis Diez Canseco, Oscar Artacho, Eduardo San Román, Pocho Rospigliosi, Humberto Martínez Morosini, Umberto –sin H- Panfichi Segura, Guillermo Morales Lazo, Fidel Ramírez Lazo, David Odría, José Carlos Servan Meza, Pedro Tello Cadenas, Fernando Farrés, Germán Villalobos Lino, Antonio Llerena Marotti, Sergio Vergara, Emilio García Lara, Jorge y Hugo Peláez Rioja, Lucho Vélez, Pedro Roncallo, José Gonzáles Menacho, Eduardo Navarro, Hugo Guerrero, Juan Sedó, Arturo
Pomar Miguelito de los Reyes, Oscar Bouroncle, Pedro Florindo,
Maruja Venegas Salinas
Alberto Arenas, Eduardo San Román, César Miró, Guillermo Lecca, Julio Garazatua Yolanda Parodi, Ruth Revoredo, Violeta Bourget y Maruja Venegas Salinas la más grande entre las damas locutoras. Es menester también mencionar a los de la cuasi nueva hornada de muy buenos locutores y entrevistadores como Diana García, Carlitos Rojas, Guillermo Hernández Navarro, Miguelito Portanova Claros, Roberto Salinas Benavides, Kike Pérez, Roberto Alvarez Calderón “Robalca”, Yolvi Traverso, Juan Silva Vidaurre, Angel Tachino del Pino,  Eddie Gonzáles, Leo Ramírez Lazo, Elejalder Godos,  Jorge Eduardo Bancayán, José Carlos Kovas, Lucho Aguilar, Aldo Morzán, Humberto Velásquez y otros notables que escapan a la memoria. Es menester, pues, rendir justo homenaje a todas las figuras que de una u otra manera contribuyeron a engrandecer la locución  nacional.
  A continuación una breve reseña de algunas de las figuras mencionadas.

CARLOS ALFONSO DELGADO “Hermanos Míos”, además de
conocer de arriba abajo los temas a tratar, logró como pocos darle pausas, emoción y silencios a lo que estaba diciendo. Se hizo popular en los 40 años que dictó cátedra de locución y animación, siendo considerado como uno  de los mejores de todos los tiempos. También se le conocía como el locutor “nerviosan. Entregaba su amistad a quienes consideraba la merecían. Sintiendo gran atracción por el fascinante mundo de la locución, descubrió que por animar un programa le pagaban lo que ganaba en un mes como visitador médico. Se inició en Radio DUSA conduciendo exitosos espacios como “Todo o Nada”, “Reporter Esso Pregunta”, “Al Compás del Criollismo” y otros más. Incursionó  con éxito en radioteatro actuando con primeras figuras como Elvira Tizón, Pepe Ureta, Elvira Flores, José María Linares Rivas. Con el gran periodista y publicista Jorge “Cumpa” Donayre crearon exitosos espacios televisivos. Con relación a la locución moderna expresaba  que la de antes era superior en todo orden de cosas y que el locutor moderno –donde también habían buenos valores-, debería preocuparse por llegar al público con ponderación y mesura sin que ello signifique perder el espíritu que debe estar arriba para llegar bien a los oyentes. También sugería a las nuevas generaciones de hombres y mujeres del  micrófono, preocuparse por estudiar, culturizarse para no pasar por hechos bochornosos ante el respetable.

NELSON ARRUNATEGUI: Confiado en su elocuencia o facilidad
de expresarse de manera eficaz para deleitar, conmover y especialmente para persuadir a sus interlocutores, Nelson Arrunátegui montó en su burrito hacia la estación y se vino a Lima a conquistar el “dorado”. Traía  su maleta amarrada con soga, un saco de papas lleno de libros y libretas de apuntes y un cargamento de grandes  ilusiones. Lima todavía tenía aspecto de ciudad y no como ahora que pareciera haberla arrasado un cataclismo. Con el comerciante Mariano Olazabal formó el taller de  amplificación  MONA que llevaba las primeras letras de sus nombres y apellidos. Alegre y jovial solía decir que con él empezó la migración de lorchos, condoritos, mamanis, papachos y demás provincianos que cantando….las locas ilusiones me sacaron de mi pueblo, vinieron a Lima. Sobre todo, tenía la ilusión de ingresar a lo grande a  la radiodifusión limeña. Cierto día se apareció con su terno dominguero “planchado” toda la noche bajo el colchón, a las puertas de Radio DUSA en la calle Plumereros donde lo recibió Carlos Alfonso “Hermanos  Míos” Delgado quien con Jorge Franco lo invitaron a la sala de locución. En su primer contacto con el público a través de un comercial de una dama que daba clases de piano en la calle Mercaderes fracasó  estrepitosamente al anunciar el comercial con día equivocado. Tras bambalinas y desesperados todos le hacían señas que estaba errado y sin inmutarse tuvo una salida genial. Era erudito en folklore argentino y dijo al público…”señores, el tango fue danza antes que nada. Creación espontánea del hombre y la mujer en el escenario prostibulario del arrabal de otros tiempos. Los músicos casi intuitivos, se adaptaron a esta nueva forma de bailar  y, a su vez, crearon la música que alcanzó su redención después del triunfo de París. La dama y su piano de la calle  Mercaderes pronto empezarán con las clases sobre este mágico baile de macho y hembra que, atados en nombre de la belleza, intentan  el purísimo ejercicio de la soledad entre dos”. Las felicitaciones de la gerencia, trabajadores y de la dama del piano, no se hicieron esperar. El resto es una historia de continuos éxitos en la vida de uno de los mejores profesionales de la locución.

JOSE LAZARO TELLO: “Esto fue todo por hoy. Buen provecho si hubo y si no, Ave María Purísima” era la habitual despedida de don José Lázaro Tello recordado locutor que caló profundamente en el sentir ciudadano por su gran versatilidad frente al micrófono y su don  de gentes. No era vibrante en sus tonos, pero si cadencioso, prudente, medía sus palabras. Contaba que su debut  fue en abril de 1945 en Radio Miraflores reemplazando al locutor Alberto Olivares Sánchez Moreno en una campaña política. Le fue tan mal, con ataque de hipo incluido, lo que motivó que el gerente le dijera que regrese otro día. La férrea voluntad de quien sabe que puede lograr sus objetivos, hizo que el  “Animador de las Multitudes”, solicitara al mentor de la radio le diera otra oportunidad dejándolo por tres meses como guardián de la emisora y ensayar día y noche. Cumplido el plazo le tomaron otra prueba y aprobó con 20, contaba con orgullo. Al año emigró a radio Callao y luego a Victoria en reemplazo de Alberto Arenas locutor de Radioperiódico El Mundo. En Victoria y por cerca de cuatro décadas, lloviendo o tronando, enfermo o con mil problemas encima, amén de las trasnochadas animando espectáculos de peñas y restaurantes turísticos, don José jamás faltó a su compromiso con el pueblo al frente de su multitudinario programa criollo. Por ello y mucho más, don José Lázaro Tello es un ejemplo a imitar pues no obstante haberse desempeñado como guardián, portero, lavador de carros, canillita y pegador de carteles y afiches, logró encumbrarse en la cima de la popularidad, el cariño del pueblo y de las grandes multitudes, gracias a su humildad y férrea voluntad de querer ser un personaje y referente de la locución peruana, lo que finalmente logró con creces.

FIDEL RAMIREZ LAZO: El recordado cholo Fidel, fue un predestinado para la locución y la animación. Ni barreras ni límites lo hicieron desistir de sus caros deseos, ambiciones, propósitos o sueños de ser locutor. Desde pequeño, “relataba” noticias, comerciales y aconteceres de su pueblo natal en Lambayeque. A manera de micrófono tomaba los zapatos de sus hermanos, tíos o el abuelo y sin importarle el tamaño, color u olor, empezaba con sus  jocosas ocurrencias. “Es bajito pero maceta y sí que pesa el condenao”, solía decir Emisferio –sin h-, uno de sus tíos, que años más tarde cuando el jovenzuelo Fidel tenía 16 años y pelusas que llamaba bigotes, lo llevó  al concurso “ Nuevos Valores de la Locución” por Radio Delcar de Chiclayo…..”queremos ver si el bandido sirve pa’ lanzar su voz pa’ juera”. Resulta que el jovencito que con el tiempo se diera un baño de gloria en la locución nacional, ganó el certamen entre otros 50 que se presentaron. El premio: libros y cuadernos para todo un año, tres uniformes “comando” de la época y prácticas de locución en la citada radioemisora. La familia se trasladó a Lima en un “moderno”  camión que en tiempo record cubría la distancia desde Lambayeque en tres días con sus respectivas noches. Día y noche se dedicó a estudiar los secretos de la locución. Leía mucho, era culto, tenía voz plena y mucha alegría en ella. La improvisación y rapidez mental eran sus grandes armas, además de perfecta dicción. Daba las noticias o presentaba sus espacios con suma claridad y adecuado timbre de voz. Asombraba por la facilidad con que prácticamente jugaba a golpear las sílabas con gran fuerza, para luego hacer con ellas lo que quisiera. Tocaba piano, guitarra y era cantor de tangos. En su natal Lambayeque y aquí en Lima, antes de ingresar a la radio, se “recurseaba” tocando y cantando en calles y plazas mientras que Aristóteles, otro de sus tíos, pasaba la “manga” o el sombrero que es lo mismo  criollamente hablando. Era muy gracioso, siempre con la chispa prendida y enamoraba muy galantemente –decían-,  hasta a su sombra. Una prueba en Radio La Crónica lo catapultó a la fama. Luego lo llamaron a la TV para animar “El Hit de la Una” por el Canal 5, donde se presentaban artistas nacionales y muchos de renombre internacional como Raphael, Marisol, Sandro, Rocío Durcal. Muchos decían que no daría la talla, les dio la contra, se agigantó y triunfó. No se sabe quién lo bautizó como “Chaba Chaba”, pero sí que el mismo se impuso la frase “Que Buena Mesa”. Resulta que presentaba a Las Dolly Sister famosas vedettes y bailarinas cubanas. Fidel pensó que no lo ponchaban o grababan que es igual. Una de ellas se inclinó para acomodarse  la malla y el cholo mirándole  las cuatro letras o el trasero que es lo mismo, le lanzó un jocoso silbido cargado de fuego enamorador mientras le decía la frase aludida. Cuando se dio cuenta que estaba en el aire salió con la chispa que lo identificaba para decirle al público…..Que Buena Mesa señora, Que buena Mesa, que rico seco de cabrito, y el arroz con pato a la chiclayana, que ricos tamalitos verdes buen provecho. Genialidades de un gran norteño de pura cepa. Como graciosamente aún conversan muchos de  nuestros paisanos norteños ¿gua yonde diablos estará este cholo  condenao?.......¿yonde vaestar compadre si no es converse que te converse arriba pasando las nubes, matando de risotadas con sus chistes coloraos a quien pase por ai”.

DAVID ODRIA LA COTERA: Fue uno de los más extraordinarios locutores y maestros de ceremonias peruanos de todos los tiempos y uno de los mejores de habla hispana. Pocos como él para improvisar, salirse del libreto. Era un chiquillo cuando por los años 50 debuta en un programa criollo de la entonces Radio Atalaya, presentando nada menos que a Rómulo Varillas, Carlos Correa y Alejandro Rodríguez “Los Embajadores criollos”, asomando a la fama por su florido y exquisito verbo. Su popularidad rebasó la antena de la pequeña emisora lo que fue captado por la antena de Radio La Crónica que en el dial reemplazó a Radio Colonial. Fue entonces que el “Chino” David y el gran brodcaster Juan Silva Villacorta suscriben un contrato de exclusividad. Sucedía que Davíd Odría La Cotera era genial, brillante, único, maravilloso, al decir de los comentarios de la crítica especializada de entonces. Presentaba y sin mucho problema a estrellas de talla internacional como Carmen Sevilla, el ex Pancho Hernando Avilés, Juan Legido “El Gitano Señorón”, Rolando La Serie, Lola Flores, Roberto Ledesma y otras luminarias. Como si fuera poco demostró excelentes dotes como actor, trabajando en varias comedias radiales con Carlos Oneto el entonces “Pantuflas” y por su recordado personaje de “Ceferino El Adivino”, Violeta Bourget y otras figuras. Hablaba sin necesidad de libretos y con una elocuencia digna de admirar. Su pronunciación era clara, precisa, sonora. Parecía que en su privilegiado cerebro organizaba y muy bien sus ideas antes de exponerlas. Solía decir que el principal elemento de un buen discurso era el sentido de la comunicación, de la llegada al público y que la sinceridad, el entusiasmo y la vehemencia en las palabras, contribuían a la naturalidad y él era muy natural, pues todos lo entendían a la perfección. Años más tarde se identificó con el slogan “Una Sola Voz Para Todo el País” que anunciaba a Radio Programas del Perú. En virtud de sus grandes méritos fue nombrado Director de Radio Nacional, llevando a la citada emisora a primeros lugares en la preferencia pública. Fue el artífice principal en la realización de grandes festivales artísticos como El Festival Internacional de la Canción de Trujillo que en aquel entonces era el mejor de Latinoamérica. Un secreto guardado bajo siete llaves, fue su idilio y posterior matrimonio con la famosa cantante Carmita Jiménez, dado que nunca se le conoció como enamorador o galán. A David Odría La Cotera, la Radiodifusión nacional le debe mucho de los éxitos obtenidos años más tarde, pues trabajó arduamente para que las nuevas generaciones de broadcasters y locutores, transitaran por el camino que él ayudó a construir con esfuerzo y mucho talento.

MIGUELITO PORTANOVA CLAROS: La sobriedad conque
relataba –y relata- un acontecimiento deportivo, la seriedad y veracidad, factores muy importantes en un relator deportivo, han hecho de Miguelito Portanova Claros, uno de los profesionales más importantes de nuestro medio radial y televisivo. Y si a ello agregamos la sencillez de la que hace gala, tenemos al Caballero del Micrófono, como algún día tuve el honor de bautizarlo años atrás cuando el suscrito era Jefe de Espectáculos del siempre recordado Diario Ultima Hora. Manifestaba en aquel entonces, antes de viajar a relatar y comentar en el Mundial de Fútbol España 82, que siempre quiso ser buen relator y comentarista deportivo, pero se negaba a creer –dando muestras de humildad- que ya lo era, pero pretendía, con el tiempo, serlo. Y para ello se inscribía en seminarios deportivos locales y del exterior, asistía a charlas magistrales y conversaba sobre materia deportiva con cuantos grandes maestros del deporte pasaban por Lima. Confesaba Miguelito que desde su época de estudiante en el Colegio San Antonio, del Callao, era el animador oficial de cuantos eventos deportivos y de toda índole se realizaba. El destacado profesional, con más de 40 años en la carrera, siente la necesidad de seguir aportando lo suyo en aras del engrandecimiento del deporte nacional en todas sus áreas. Sus programas de radio y televisión, por lo general, han acaparado gran sintonía y es que siempre ha sintonizado con el público. Él Callao, cuna de gente bravía, trabajadora, hermosas mujeres, renombrados equipos de fútbol y del rico sevillano o ceviche que es lo mismo, lo vio nacer y en sus años mozos también le dio a la redonda e incluso probó suerte en el Sport Boys, pero fue la locución la que le hizo firmar un contrato por tiempo indefinido desde el lejano día en que se presentó a un concurso para aficionados organizado por la recordada Radio Mundial a través del programa “Remembranzas del Deporte”. Recuerda que tuvo la suerte de ganar el certamen y que fue su esposa quien lo alentó a inscribirse, como siempre lo ha apoyado en su carrera profesional. Era muy joven y tenía muy en alto la moral –como hasta hoy en día-, por lo que arriesgándose, aceptó quedarse como titular en el equipo de narradores y comentaristas deportivos a tal punto que su prueba de fuego fue la narración nada menos que en el Estadio Nacional en el clásico moderno entre Deportivo Municipal y Universitario de Deportes. El extinto periodista Litman Gallo “Gallito” fue quien lo recomendó a Pocho Rospigliosi, en ese tiempo el más importante y temido periodista deportivo del país. Unos años después, hubo “golpe” en la polla deportiva, pues nadie pensó que Oscar Artacho, de “taquito”, se jalara para su espacio “Pregón Deportivo” a uno de los más renombrados “Radioloros” del Deporte en el País. ¡Honor al Mérito!.   
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